Cosmética que resta versus cosmética natural y minimalista.

Hoy vengo a compartir contigo cuando empecé a reducir el número de productos en mi rutina facial y cómo he revivido mi adolescencia a través de la piel de mi hija.

Voy a empezar haciéndote una pregunta: ¿cuántos productos de cosmética facial te han hecho creer que necesitas? Si te apetece, ves ahora donde tienes tu rincón de botecitos y cuéntalos. Yo tengo solo 4.

Actualmente hay una moda bastante extendida de “skin care rutine” en forma de Reel y Tic Tok que arrastra a las niñas y no tan niñas a aplicarse productos y más productos sin saber qué están aplicando en su piel y ni siquiera plantearse si su piel necesita todo eso.

Lo primero es saber qué tipo de piel tenemos, yo con 15 años me quedé con la idea de que mi piel era grasa, me harté a comprar productos supuestamente «naturales» para pieles grasas ya que creía que secarla sería lo mejor para mis granos, y así durante más de 20 años,  hasta que al empezar a leer sobre cosmética natural «real»empecé a sentir que quizás estaba usando cosas en mi piel sin ningún tipo de sentido y con más desconocimiento del que pensaba, confiando en las etiquetas y sus estrategias de marketing. Ahí empezó mi historia de amor por la cosmética natural y minimalista.

Hace unos meses, por un desajuste de piel de una de mis hijas, que la llevó a sentir que no le gustaba su cara, a estar triste y de alguna manera «obsesionada» con eliminar su acné, me puse de nuevo a revisar todo lo que había estudiado hace unos años y decidí intentar ayudarla. Algo importante a tener en cuenta, ella ha sido carne de cañón de todo lo que corre por redes, y muy en contra de mi criterio, se aplicó muchos productos en la piel que hacían promesas milagrosas y lo que estaban haciendo es darle resultados al «momento» pero empeorarle mucho más cuando pasaban las semanas.

Para resumiros un poco, tras la desesperación y empeoramiento de su piel, le pedí que por favor que confiara en mí y que íbamos a devolverle a su piel el su equilibrio natural, que se lo habían cargado con el cóctel de productos «milagrosos» que prometían y prometían y ella creía necesitar. Y menos mal que el experimento ha salido bien, MUY BIEN, a pesar de que en la adolescencia quieren y deben probar por ellas mismas y equivocarse, ya han sido varias veces que me ha dado las gracias por ayudarla, y yo después de sentir que se estaba haciendo daño con todo lo que se aplicaba, siento ALIVIO y creo que con 16 años, ha abierto un poco los ojos y sabe que lo que nos venden hay que, al menos, ponerlo en duda y saber lo que es, y lo más importante, saber si realmente nuestra piel lo necesita.

¿Has pensado alguna vez cuántas cosas nos vende la industria de la belleza que debemos ponernos en la piel (a las mujeres) y cuantas realmente son necesarias?

Te has planteado cuántas afecciones de piel nuevas y desconocidas han aparecido y siguen apareciendo en nuestro siglo, en el pasado, las mujeres tenían mucha menos oferta de producto y no por eso tenían peor piel, al contrario.

Por supuesto la alimentación, las hormonas, las emociones y el estrés son factores a tener muy en cuenta para nuestro órgano más extenso del cuerpo, pero la barrera de la piel TAMBIÉN, y esa nos la estamos cargando con el cúmulo de tóxicos sintéticos que le aplicamos.

Pronto prepararé un taller para explicaros mi experiencia, compartiros mi rutina y la vida, luminosidad y salud que ha ganado mi piel con este cambio. Espero poder liberaros de tanto producto innecesario que a mí lo único que me hacía a parte de restarme salud, era hacer que mi piel estuviera siempre reactiva.

Un abrazo enorme.

 

Eva.

 

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