Lo que no se ve…

«Éste es el patrón de crecimiento que experimentan muchas personas: ocurren acontecimientos, el sufrimiento hace su aparición y a continuación surge la luz.» Wayne D. Dyer

Cuando mis pensamientos subconscientes y mis emociones toman el control son necesarios unos quince o veinte minutos de mi práctica de Yoga, respiración consciente e inhalar un aceite esencial que emocionalmente me conecte, para que aterrice en mi cuerpo y mi mirada hacia lo que estaba sucediendo hace un rato en mi mundo sea más amable que antes de desplegar mi esterilla.

Si mis emociones y mis pensamientos en ciertos momentos me colapsan y hacen que me sienta en desequilibrio, las niñas y niños con autismo suelen sentir eso constantemente, su sistema nervioso siempre está alerta y viven un constante estrés que les hace muy difícil centrar la atención y estar en calma.

Conviviendo con el autismo necesitas cantidades industriales de resiliencia o un súper poder que te permitan fluir con las circunstancias que te toca vivir y a veces no te gustaría estar viviendo y creo que el bienestar emocional y la calma son muy necesarias y y vitales para poder ayudar a tu hijo cuando en tu familia cae un diagnóstico así. De repente un día un informe te arrebata todas las expectativas que inconscientemente proyectas cuando decides ser madre, y con un poco de suerte como me pasó a mi, caes en un pozo de pena, buscas culpables, pero poco después puede que llegues a la aceptación e incluso a una felicidad inexplicable por la oportunidad que te da la vida para que valores las cosas más insignificantes.

Puede también que te sobrevengan fuerzas sobrenaturales cual leona luchando por sus cachorros, para comerte todos los obstáculos que te vas encontrando, que no son pocos.

En nuestro caso fue el TEA, en otras el TDAH, la dislexia, la dislalia, el TEL, la hiperactividad, y seguro que me dejo muchos… pero la «etiqueta» solo me sirvió para empezar a construir una nueva maternidad, que no tenía nada que ver con la de mis dos hijas anteriores.

Voy a aprender durante toda la vida a ser madre, y tengo que agradecerle a mi pequeño guía que me haya traído hasta aquí. Esto es un abrirse a la vida cada día que te despiertas por la mañana, porque con alguna alegría puede sorprenderte y alguna lección puede darte.

Mi deseo es poder ayudar a las familias que se han visto o se ven en ese pozo. A través del Yoga, la respiración, el Coaching familiar y los aceites esenciales podemos conseguir un equilibrio, encontrar la calma dentro del caos y trabajar las emociones que se viven en casa junto a estos seres tan maravillosos y especiales, que simplemente entienden el mundo de manera distinta, y que tan sensibles son a lo que no se ve.

 

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