Madres, madrecitas y madrazas…

Mi día empieza cada día con una llamada a mi madre, dejo a Bruno en el colegio, cojo el móvil y clico en MAMA, menos los jueves que ella va a desayunar con sus amigas y la llamada es más tarde, algún día me pilla reunida y le digo que la llamo más tarde, y luego me pongo a hacer otras cosas, y se me olvida.

Hablarle de todo y de nada, de cosas que para mi ese día son importantes compartir con ella, explicarle chorradas máximas y saber que al otro lado del teléfono hay alguien que no me va a juzgar aunque la cague máximamente. Tiene ese súper poder de hacerme sentir segura y sostenida por muchas cosas que pasen en nuestras vidas.

Lo que me gustaría que mis hijxs sintieran es justo eso, que ahí estoy, que pueden caerse 100 veces, equivocarse, escoger algo que no les conviene, pero que jamás les juzgaré.

 

 

Creo que nadie se imagina como será su maternidad, pero te prometo que NUNCA imaginé la mía así. Quien me conoce sabe que soy soñadora e idealista, y en esa idea no existía ni el autismo, ni el debut de diabetes de Berta a sus 11 años. Y a pesar de eso,  me siento AFORTUNADA de acompañarles y de lo que vivo cada día junto a ellxs.

Mi maternidad es un pelín (bastante) más exigente que algunas que conozco, también vivo momentos que nadie vivirá, y me hace ser MUY MUY MUY consciente de que habrá madres que sufren mucho más que yo, y eso me hace huir del VICTIMISMO y de la QUEJA, sencillamente porque sé que si entro ahí, no salgo viva. Podría encontrar muchos «Y PORQUÉ A MIS HIJXS esto y lo otro…»

Cuando mis amigas me cuentan sus intríngulis maternales, mis recomendaciones son desde la calma y con el mismo MANTRA: nosotras, nuestra energía, nuestra alegría de vivir y nuestras mierdas, también les SUCEDEN a ellxs.

Por esa razón doy las GRACIAS a mi maternidad, a Carla, a Berta y a Bruno por sucederme y darme un PROPÓSITO de vida, más allá de ser madre, más allá de ser mujer, más allá de ser emprendedora… Amanecer cada día abriéndome a la vida y celebrar con ellos cada éxito y cada derrota.

Así que odiando un poquito estos días señalados en el calendario, hoy aprovecho para darle las gracias a mis hijxs, que sin ellxs yo no sería una madre.

 

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